miércoles, 4 de febrero de 2009
El Peso de la Cruz
Un Joven, ya no daba más con sus problemas. Cayó de rodillas rezando: "Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada".
El Señor, como siempre, acudió y le contestó, "Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después, abre esa otra puerta y escoge la cruz que tu quieras".
El joven suspiró aliviado. "Gracias, Señor" dijo, e hizo lo que había dicho. Al entrar, vio muchas cruces, algunas tan grandes que no les podía ver la parte de arriba. Después, vio una pequeña cruz apoyada en un estremo de la pared. "Señor", susurró, "quisiera esa que está allá". Y el Señor contestó, "Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar".
Cuando los problemas de la vida nos parecen abrumadores, siempres es útil mirar a nuestro alrededor y ver las cosas con las que se enfrentan los demás. Verás que debes considerarte más afortunado de lo que te imaginas. Cuantas veces hemos querido cambiar nuestra cruz, les aseguró que si tuvieramos que escoger, escogeríamos la misma, Dios sabe el peso que podemos llevar.....
Besitos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
SAludos.... pasé a visitarte....
ResponderEliminarUn abrazo
Fabi
En estos tiempos revueltos se agradecen un montón este tipo de consejos. Se lo voy a enviar a mi marido enseguida Muchas gracias
ResponderEliminarHoy es uno de esos dias que lo que nos cuentas me ha pasado a mí...
ResponderEliminary pienso que soy la persona más afortunada del mundo.
Gracias por tus relatos.
BESITOS
gracias por visitarme, de vez en cuando
ResponderEliminarPalabras tan sabias no podian ser de otro que del propio Jesus.
ResponderEliminarQue tengas ub feliz dia.